Coronavirus: Cuando lo políticamente correcto pesa más que la razón

En estos días trágicos de epidemia o pandemia (llámenla como mejor lo consideren porque no creo que la denominación importe mucho a estas alturas), nos acercamos muy rápido a los fatídicos números de 100.000 contagiados, 3.000 muertos en más de 20 países donde en la mitad de ellos hay más de 50 casos (entre los cuales se encuentra España), al menos según las estadísticas publicadas por los países.

Esta grave crisis sanitaria ha golpeado de lleno no solo algunos individuos, sino que, en algunos casos a comunidades enteras, pueblos enteros y lamentablemente alguna que otra ciudad.
Por supuesto el potencial impacto humano está siendo superior a lo que hemos visto jamás en los últimos siglos, incluso supera la ficción de las muy muchas películas y series sobre un “hipotético” virus con efecto de contagio masivo.

Y en segundo orden de prioridad, el impacto económico, especialmente en los sectores del Turismo, Aviación, Petróleo y Gas y el Automovilístico, sin olvidar el impacto transversal del sector logístico no solo sobre estos sectores sino sobre todos los demás por los retrasos de plazos de entregas de mercancías.

Ante la magnitud del desastre, uno mira a su alrededor y se pregunta, que están haciendo los gobiernos en la Unión Europea, que medidas de contención y protección se han puesto en marcha, donde están todos los protocolos para garantizar las vidas y la económica de la eurozona. Lamentablemente una vez más encontramos el silencio por respuesta, o más bien la improvisación de los líderes europeos es la respuesta, reuniones en Bruselas, reuniones de consejos de ministros locales, y si, mucha, muchísima sensación de desamparo sentimos todos los ciudadanos de los países miembros de la Unión Europea ante la incompetencia de unos gobiernos que están interesados más en el debate de si los hijos son de los padres o del espíritu santo que en preparar planes de contingencias y protocolos de actuación ante desastres de esta magnitud.
Ya sé que algunos tendréis la tentación de decir, otra vez, otra vez con esta excusa de que todas las culpas del universo las tiene el gobierno, pues SI, lamento y mucho decir que nadie más que los gobiernos de nuestras naciones son responsables de este tipo de situaciones. A que esperamos para cancelar todos los viajes a los países más afectados, China, Corea del Sur, Irán o incluso Italia, si Italia, que por muy miembro de la UE que sea, es a día de hoy el país que más casos de contagios ha exportado a la unión europea.

Y si de nuevo, algunos tienen la tentación de contestar, hombre no puedes ser tan cruel, mira el lado humanitario, pues eso, mirándolo desde el lado humanitario, debemos actuar y acotar los focos de contagio. ¿Porque Estados Unidos, Rusia, Turquía o incluso países pequeños como es el caso Israel han actuado desde hace semanas cerrando fronteras y aislando los focos de contagio con China y la unión europea no puede hacer lo mismo? ¿Ni siquiera sobre un país que está dentro de sus propias fronteras?

La respuesta es bien simple, en nuestra amada Unión Europea, prima más ser políticamente correcto que hacer lo correcto, prima más ser los más ecologistas, los más verdes, los más honorables, los más tolerantes, los más humanos, los más guapos, … a costa de todo y de todos, si “todos” damas y caballeros, estoy hablando de ustedes y de sus familias, estoy hablando del ser humano, en definitiva, humano de “humanitario”.

Y la inacción ante semejante crisis humanitaria no es un caso aislado en el comportamiento y la inoperancia de las instituciones y gobiernos europeos, la metástasis del cáncer se extiende a todo el resto, véase la inacción ante la crisis de Siria, de Turquía, de Irán, de Venezuela, …. para que luego se derrochen ríos de tinta analizando ¿por qué el brexit ha pasado? ¿el porqué del auge de los partidos populistas? ¿porque las democracias europeas están en decadencia después de ser las pioneras, un ejemplo a seguir para muchos? La respuesta vuelve a ser una, ser políticamente correcto a toda costa, tiene un coste elevadísimo que hoy lamentablemente empieza a costar vidas.

Pero ya está bien de mirar el vaso medio vacío, al menos yo no puedo seguir haciéndolo, si logáramos aislarnos del ruido exterior por un minuto, y mirar donde está la oportunidad, yo creo que lo primero que hay que hacer es liderar con el ejemplo desde lo más básico a lo más sofisticado, yo creo que las empresas tienen que tomar este negro episodio para revisar sus protocolos, formas de trabajar, planes de contingencia y tomar este escenario como un caso real y no hipotético, y eso pasa por:

  1. Crear formas de trabajo alternativas, trabajar desde casa, es una asignatura pendiente en nuestro país, por el estereotipo de que si no están en la oficina es que no están trabajando, en los países nórdicos está al orden del día y, por favor, no me digan es que los españoles no somos como los finlandeses de responsables, vamos a intentar todos hacer el esfuerzo de una vez y para siempre de borrar del disco duro de nuestro subconsciente este archivo.
  2. Buscar vías nuevas de suministro, en este punto me encantaría soltar eso de “Europa First” pero temo tanto que me acusen los abogados del Sr. Trump de plagio que mejor amplio un poco la extensión geográfica del concepto más allá de comprar solo en Europa, creo que en España somos muy dados a movernos en rebaño, cuando los grandes del IBEX se fueros a América Latina, todos fuimos detrás, hasta que llego el corralito y nos pilló a todos, cuando todos los productores occidentales se fueron a Asia a producir, por supuesto nosotros detrás, y he ahí el punto que quiero destacar, es necesario que las empresas, grandes o pequeñas, tengan planes de contingencia o incluso diría yo un plan normal para diversificar su base de proveedores por zonas geográficas (no tiene que ser solo de uso cuando las cosas van mal), ya sé que la tentación de la rentabilidad y rascar el último céntimo es muy alta, pero creo que es mejor garantizar la estabilidad del suministro a ganar un euro más, especialmente en aquellos sectores estratégicos como es la alimentación, la sanidad y el combustible.
  3. Ser asertivos y determinantes, dejando atrás los titubeos que provoca el intentar ser siempre políticamente correcto, dejar de debatir sobre cosas que no deberían de ser debatibles, si una persona del equipo está enferma (aunque sea una simple gripe) hay que mandarla a casa, es más, deberíamos de penalizar a aquellas personas que vienen a la oficina enfermas de algo contagioso. Creo que es más rentable para todos que trabajen desde casa y que no vayan contagiando a todos.
  4. Y por último, damas y caballeros, si hay que cancelar un evento con clientes, inversores, ferias, convenciones de equipo, viajes o cualquier otra actividad que suponga concentraciones de personas, como el World Mobile Congress, hagámoslo sin pensarlo dos veces (y por supuesto sin esperar a que se caigan los principales expositores para dar este paso) pues una vida humana, independientemente de su raza, clero, posición política u orientación sexual, vale más que los 4 duros “como dicen los de mi generación” que dejaron de ganar Barcelona, Ginebra, Berlín o Tokio.

 

Liderar es una opción, no es una obligación, los lideres elegimos serlo, no nacemos siéndolo, y si elegimos serlo debemos tener claro que tenemos una obligación con los nuestros, nuestra familia, empleados, comunidad y país, liderar dando ejemplo es el camino más sencillo y nada mejor para demostrarlo que haciéndolo nosotros primero, trabajando desde casa con frecuencia, anteponer los intereses colectivos a los económicos y sobre todo, amigo líder, antepón el sentido común a lo políticamente correcto, ya tenemos bastantes políticos en nuestra amada Europa que no hacen otra cosa que eso, anteponer el ser políticamente correctos a la razón.

Baihas Baghdadi, CEO Trade & Working Capital
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